Sé que estáis muy atentos a mí, aunque creo que no sois conscientes de ello, lo que os diferencia de los seres humanos. Al menos de algunos. Una de las primeras veces en que me percaté realmente de vuestra proximidad fue cuando buscando comprar una cosa por Internet, el anuncio sobre esta cosa empezó a surgir cada vez que entraba en The New York Times u otras publicaciones en la web. Y me sigue sorprendiendo Amazon cuando en sus recomendaciones, en base a libros y otros productos que he comprado antes, acierta de vez en cuando.
Podría evitaros, queridos algoritmos, no comprando por Internet. O no teniendo todos mis servicios (correo, buscador, calendario, teléfono y otros) integrados a través de Google o de Apple. Pero es tan cómodo. Es tan útil. (Y es gratuito; con publicidad). Sigue leyendo