La guerra en Siria esconde tres conflictos que se alimentan mutuamente, y que pueden hacer que acabe durando meses, si no años, con una violencia y nuevos niveles de brutalidad en ambas partes, denunciados por la Comisión de Investigación de la ONU, y con una salida poco atractiva.
En primer lugar, hay una guerra civil entre una parte extensa de la población, y el régimen de El Asad, en un país extremadamente complejo en su composición étnica. Lo que puede llevar a un conflicto aún más cruento -han muerto ya unas 80.000 personas- el día en que realmente las distintas comunidades se enfrenten entre sí. Puede acabar como Irak, aunque en Irak la violencia no sólo no ha acabado sino que está al borde de una guerra civil que puede dispararse por lo que ocurra no sólo en su seno, sino en Siria. Sigue leyendo