¿Lo harán ellos?

rubalcaba.rajoy

El sistema político está haciendo aguas. Estamos ante un final de régimen, aunque no se sabe el tiempo que tomará transformarlo. Cuando más dure, más difícil será un cambio con reforma y no con ruptura, en un país que no ha sabido nunca reformar sus constituciones –entiéndase reformas a fondo- sino que siempre la has cambiado de forma traumática. Estamos ante una oportunidad de hacer bien las cosas. El problema es ¿quién lo hará? ¿Existen los actores políticos para conducir este cambio?

Reformar la Constitución es necesario, pero no suficiente. Pues hay que actuar también al nivel de todas las instituciones –incluida, claro está, la Corona-, y de los partidos,  con cambios que en algunos casos no resolverán nuevas leyes. Lo más difícil es una transformación de la cultura política imperante, sin la cual todo esfuerzo resultará vano. Pues, a pesar de las diversas constituciones y regímenes, el caciquismo, por ejemplo, tiende a reproducirse, a veces a través de las mismas familias en diversos regímenes (como ha ocurrido, según recuerda José Saturnino Martínez, con los Fabra en Castellón desde principios del siglo pasado). Sigue leyendo

Anuncio publicitario

Antes de que salte una chispa

Chispa2

En política no basta tener buenas ideas, hay que saber cómo llevarlas a cabo. Se pueden diseñar todos los decálogos que se quiera, pero si no se planea a la vez el proceso político para lograrlos y aplicarlos, no sólo no se llegará a nada, sino que se generará melancolía, o peor, frustración.

España está política, económica, socialmente y territorialmente al borde del abismo. Salir de él va a requerir un enorme esfuerzo de reformas, una transición de otro tipo, sin un modelo claro. Un elemento central, quizás como colofón, ha de ser un cambio profundo en la Constitución, pero también de numerosas leyes y conductas, lo que requiere un amplio acuerdo. ¿Están los grandes partidos dispuestos a ello? Aunque tendremos en el Debate del estado de la Nación un atisbo de hasta dónde lo están, no parece que hoy por hoy sea posible siquiera que se pongan de acuerdo sobre algunos principios. Ya surgen en algunos centros de decisión del PP resistencias a incluir plenamente a los partidos políticos en la Ley de Transparencia. Entre los socialistas se empiezan a expresar dudas sobre la necesidad de primarias. Y ambos se alejan de una reforma en profundidad, y sin embargo, urgente, de la Ley de Partidos. Por citar tres ejemplos. Sigue leyendo